Ansiedad, uno de los efectos de la pandemia
Ansiedad y depresión son dos de las consecuencias que nos dejó el coronavirus. En esta nota repasamos cuándo es importante buscar ayuda.
Si bien las medidas se flexibilizan y el plan de vacunación avanza permitiéndonos movernos y circular con más libertad, ya se vislumbra otro efecto de la pandemia: el deterioro de la salud mental.
La ansiedad y la depresión son los principales síntomas post cuarentena muchas veces producto del estrés acumulado durante el confinamiento, la incertidumbre ante la “nueva normalidad”, los constantes cambios en restricciones, pasando por la pérdida de trabajo o el distanciamiento con familiares y amigos.
Si bien es normal sentirse estresado, triste o preocupado y no existe una manera correcta de lidiar con las situaciones que nos trajo aparejado el coronavirus es importante detectar cuándo es hora de buscar ayuda.
La ansiedad puede manifestarse en forma de nerviosismo, miedo, tensión, entumecimiento, preocupación o sensación de que algo malo está por ocurrir. También puede asociarse a síntomas físicos, como dificultad para respirar, ritmo cardíaco acelerado, sudoración, manos frías, temblor y dificultades para concentrarse y dormir.
Existen herramientas que podemos implementar para manejar de manera personal nuestra ansiedad. Veamos algunas:
- Mantenernos ocupados: Hablar con amigos, hacer ejercicio, dedicar tiempo a un hobby.
- Respirar: Practicar varias veces al día inhalando por la nariz y exhalando por la boca. Te recomendamos buscar tutoriales al respecto que acompañen un momento de respiración.
- Realizar actividades que nos relajan: una ducha caliente, descansar en un lugar silencioso, caminar al aire libre, hablar con seres queridos o escuchar música que nos guste. Enfocarnos en las cosas que podemos controlar.
A pesar de estos consejos, te recomendamos consultar con un médico si:
- La intensidad con la que aparecen los síntomas de ansiedad supone un problema para el bienestar personal, como por ejemplo la dificultad para dormir, las alteraciones en el apetito, etc.
- Registramos episodios de ansiedad cada vez más prolongados.
- Han fallado los recursos o soluciones a las que recurrimos de manera individual.
Recordá que estos síntomas afectan a miles de personas y que no debe ser un motivo de vergüenza. Lo mejor es acudir a la ayuda de nuestros seres queridos y de los especialistas.